FORCE FEST 2018 (Teotihuacán, Mexico)
Sábado 6 y Domingo 7 de Octubre de 2018
por Carlos «Closmu» Musetti
LO QUE FUE, Y LO QUE PUDO SER…
El pasado fin de semana (6 y 7 de Octubre) se llevó a cabo en el Campo de Golf de Teotihuacán (Mexico), la quinta edición del Force Fest, con la variante, que por primera vez se haría en formato “Open Air”, es decir, en un predio abierto, y con la posibilidad de quedarse acampando ambos días. La cosa pintaba más que prometedora, con seis escenarios, y un cartel con grandes bandas (además del plus para nosotros los uruguayos, de la presencia de Reytoro)…. Pero lamentablemente, no todo resultó como lo planeado.
LA PREVIA: Viernes 5 de Octubre.
El camping iba a estar habilitado desde el viernes a las 5 de la tarde, y un par de días antes, se había anunciado que esa noche habría una “Pre-Camping Biker Party”, donde además del encuentro de “bikers” (motoqueros), también se presentarían 10 bandas, destacándose entre ellas Brujería y los argentinos A.N.I.M.A.L., pero lamentablemente, esa tarde comenzaron los problemas.
Acompañado por el amigo Luis Jasso (alias “Chico Migraña” de “Sangre de Metal”), llegamos al predio poco más de las 18:30 hs, con la idea de acreditarnos, y en mi caso, acampar desde esa noche.
Sin embargo, nos encontramos que a esa hora, el camping aún no había sido habilitado, y se había formado una fila de no menos de 200 personas ansiosas por pasar.
A esto, sumar que un rato antes de nuestra llegada se había desatado una lluvia bastante fuerte (y prolongada), con lo que el barro ya se hacía notar, al punto que muchos bromeaban con que el festival era un “Teotiwacken”, más por el barro que por las bandas.
Luego de una espera, llegó la gente de prensa (con casi 3 horas de atraso), y eso sí, muy amablemente, nos dieron acceso a nuestras acreditaciones (la pulsera), y nos mostraron dónde y cómo funcionaría la carpa de prensa.
Al salir, ya sobre las 20 horas, nuevamente la lluvia azotaba, por lo que decidimos regresar a la ciudad de Mexico y volver al día siguiente (que a pesar de quedar a poco más de 40 km, se demora cerca de dos horas en llegar). El sábado nos enteramos que la fiesta empezó bastante más tarde de lo previsto, y que sólo se presentó Brujería, pero no hubo muchas quejas al respecto.
PRIMER DÍA: Sábado 6 de Octubre.
En lo personal, debo confesar que me atraía mucho más el cartel del Domingo (al igual que mi anfitrión), por lo que, este día arribamos a Teotihuacán sobre las 5 de la tarde, para variar, nuevamente bajo lluvia.
Luego del ingreso al predio, dedicamos un rato a recorrerlo, sobre todo para ubicar bien los seis escenarios (sí, seis!!), además del sector prensa, VIP, etc.
Una cosa que se había hablado en la previa, es que dentro del festival no se iba a manejar efectivo, sino un sistema llamado “Cashless”, que consiste en una pulsera con chip, o una tarjeta magnética, la que es precargada con efectivo, tarjeta o PayPal. Siempre se habló de que éste iba a ser el único medio de pago dentro del predio, así que muchos cargamos previamente algo de dinero, pero ahí empezaron los problemas, ya que durante buen rato, el sistema no funcionó, y cuando por fin se solucionó, nos vinimos a enterar de que sólo se podía usar para comprar cerveza (uno de los sponsors del festival), o merchandising oficial. Incluso había varios stands con merch oficial de las bandas, y aquí tampoco se aceptaba el nuevo sistema. No sé como funcionó en la plaza de comidas, ya que ahí pude pagar contado, pero calculo que también serviría. En definitiva, había (y sigue hasta hoy) mucha gente enojada, porque fueron al festival con todo su dinero en estas precargas, y resultó que no pudieron utilizarlas (teóricamente, una semana después del festival, se van a devolver los excedentes).
Volviendo al festival, no podemos dejar de hablar del predio: El tamaño es bastante considerable (de hecho es un campo de golf), y presentaba sobre la mitad derecha (al entrar), los dos escenarios principales (“Telcel” y “Main Stage 2”), de muy grandes dimensiones, donde se alternarían las bandas más importantes.
Frente a éstos estaba el sector denominado “Preferencial”, donde se estimaba cabrían unas 15 mil personas (de hecho, era del ancho de los dos escenarios, y hacia atrás llegaba hasta la carpa de sonido.
A este sector sólo podrían acceder quienes pagaron por ello (salía un poco más caro que la entrada general), y en lo personal, me pareció demasiado extenso, sobre todo, pensando en quienes pagaron un acceso “General”, que quedarían bastante lejos, y más, cuando durante la mayoría de las bandas, el sector delantero no se llenaría, por lo que quedaría en medio una suerte de “pulmón”.
A un lado de estos dos escenarios, en ángulo de 90 grados, estaba ubicado el tercer escenario (“Monster”), de dimensiones apenas un poco menores a los dos principales, y a unos 100 o 150 metros de éste, pero “mirando” en dirección opuesta a los principales estaba el “Tuborg”, de tamaño similar al anterior.
Luego venía la “Villa Vikinga”, donde además de mucha gente disfrazada, había demostraciones de música y danzas, además de venta de artículos relacionados. Incluso a la entrada, había un cartel que prometía “Dragones Reales”, una especie de “Wackinger Village” pero más chica.
Pasando esta aldea, había un espacio destinado a demostraciones de motos (con rampas), pero creo que por el clima no llegaron a hacerlas, y sobre el final del predio, casi junto al inicio del camping, estaba un escenario bastante más chico, llamado “Sound & Noise”, donde la noche anterior se había presentado Brujería, y el domingo estaría Reytoro.
También había otro escenario de dimensiones similares llamado “Leyendas del Rock Mx”, donde tal cual indica su nombre, se presentarían sólo bandas locales.
En medio del predio se podían ver los “juegos extremos”: Uno, el ya conocido “Kamikaze”, y el otro, no tan extremo, la vieja y querida (por lo menos por estos lados), “Rueda Gigante” o “Rueda de la Fortuna”.
También había una zona techada con mesas y sillas, y rodeada de “Food Trucks”, que obviamente, era la plaza de comidas, a pesar de haber más puestos de alimentos a lo largo del predio (y ni que hablar de la infinidad de puestos de venta de cerveza).
En pocas palabras, la elección y armado del predio fue excelente, sin nada que envidiar a grandes festivales europeos (o de más al norte). Todo estaba organizado para tener todo a mano, desde los puestos de comida y bebida, pasando por el merchandising, hasta los “Force Bank”, grandes oficinas donde se realizaban las cargas y recargas del “Cashless”.
Sin embargo, una de las cosas que no se pudo prever, fue la lluvia: Llovió viernes, llovió sábado, y volvió a llover el domingo! No sé si será siempre así, pero allá, cada vez que llovía, lo hacía de forma torrencial, y en general duraba más de una hora, a diferencia de lo que estamos acostumbrados por estos lados.
Pero volviendo al festival, y sobre todo a las bandas, que es lo que más nos interesa, lo primero que pudimos ver (medio a la pasada), fue Pestilence, en el escenario “Monster”. No puedo opinar demasiado, ya que a esa hora estaba más preocupado por conocer el predio y sobre todo, ubicar la entrada al sector prensa, pero por lo que vi, el show estuvo bien, sonó bien, buenas luces, etc.
Este día, la mayoría de las bandas que me interesaban estaban en el mismo escenario, así que tuve que moverme relativamente poco. Lo siguiente que vi, ya entrando la noche, fue Armored Saint (los últimos temas), un show de heavy clásico, con músicos con varias décadas encima.
A continuación sí, vino uno de los shows que más me interesaban, los thrashers de Phoenix, Sacred Reich, a los que tuve oportunidad de ver un año atrás en Wacken, y me habían gustado mucho. Esta vez no fue menos, ya que dieron un show con mucha energía y alegría, lo que se notaba en los músicos, particularmente en su frontman Phil Rind, quien incluso tuvo tiempo de presentar a su nuevo baterista, Tim Radziwill y bromear con el público con el “Hello Tim”.
El show duró poco menos de una hora, y recorrió sus temas clásicos (recordar que luego de su pausa de seis años, diez si contamos desde su último disco), la banda se reunió hace 12 años simplemente para realizar conciertos, pero sin ideas de volver a estudio (una lástima!).
Para el cierre, los elegidos fueron su versión thrashera de “War Pigs” de Black Sabbath, y el gran final con “Surf Nicaragua”, con un público que acompañó y coreó todo el tema.
A ellos les siguió otra banda que tenía mucha expectativa de ver, los británicos de Carcass, con un telón de fondo representando la tapa de su último trabajo, “Surgical Steel”, y a pesar que al mismo tiempo estaban sonando en los escenarios principales, primero Stone Temple Pilots (a la hora de Sacred Reich), y luego Alice in Chains, al mismo tiempo que Carcass, igualmente se acercó mucho público.
El comentario general, fue que hasta Sacred Reich, el sonido era muy bueno (dicen que una de las carencias del Hell & Heaven era precisamente éste), pero al subir al escenario los comandados por Jeff Walker, quedó claro que siempre se puede mejorar en este aspecto, ya que la calidad y potencia del sonido fue aún superior, y el show fue demoledor, a pesar que a esa hora, nuevamente la lluvia se hizo presente. Incluso hubo tiempo para bromas, ya que Walker preguntaba al público si no preferían ver bandas “más de los 90s”, como Alice in Chains, Stone Temple Pilots…. o Carcass !!!
En un momento me alejé de este escenario, y estando sobre la última fila, escuché un sonido que me llamó la atención, proveniente del escenario “Tuborg”, que si no me equivoco, era un saxo, así que, por curiosidad, me acerqué a ver qué era, y resultó ser la banda NOFX, que estaba realizando su espectáculo, también con buen marco de público, que aparentemente estaba disfrutando un show muy entretenido y salvaje… Pero mi interés a esa hora era Carcass, así que no tuve tiempo de observar mucho de éstos, y volví al “Monster”. Una vez finalizado Carcass, alrededor de las 23:20, el único escenario que permanecía activo era el principal, ya que era la hora de que se presente una de las principales atracciones del Force, los armenio-americanos de System of a Down.
Debo confesar que, si bien es una banda que me llamó la atención cuando lograron su punto más alto de fama, allá por los primeros años de este siglo (ya pasaron 18 años!!), luego, como que pasó la “moda” si se le puede llamar así. Igualmente, parecía interesante volver a encontrarse con esos viejos sonidos, así que me dirigí al escenario “Telcel”, uno de los dos principales, donde ya era imposible acceder a un lugar donde se pudiese ver más o menos de cerca. Incluso el “photo pit” (para el que tenía acreditación), se llenó demasiado, al punto que los que llegamos tarde no pudimos acceder.
En cuanto al show, sonó perfecto, la puesta en escena muy buena (incluída una pantalla led de forma triangular en la parte posterior del escenario) y tanto Tankian como Malakian demostraron ser grandes showmen, a pesar que en lo personal, no termino de definir si es una banda en serio, o más bien orientada al humor.
El show duró hora y media, aunque nosotros nos fuimos faltando unos 20 minutos, muy cansados, previendo las dificultades para regresar a la ciudad, y teniendo en cuenta que no era una de nuestras bandas favoritas, fue una decisión bastante acertada.
Para el domingo teníamos un día muy intenso, aunque ya se había corrido el rumor que Lamb of God, Testament, y alguna otra banda se estarían bajando del cartel, aunque esto no estaba confirmado (dicho sea de paso, el sábado quienes no se presentaron fueron Devildriver).
Un comentario al margen: Durante este día, las líneas celulares colapsaron (no había infraestructura para soportar 40.000 personas con celulares, transmitiendo al mismo tiempo!). Pero lo peor, es que por este inconveniente, no sólo en la carpa de prensa no había ningún tipo de conexión, sino que los amigos de Hell Radio y Hell TV, que iban a realizar una cobertura en vivo de los dos días, se quedaron con las manos vacías.
Sugerencia: para la próxima, por lo menos para el sector prensa y/o streaming, hay que instalar fibra óptica, no confiar en los accesos inalámbricos compartidos.
Bueno, fin del día 1, y ahora viene “el gran día”:
SEGUNDO DÍA: Domingo 7 de Octubre.
Este día para mí era por lejos, el gran motivo de mi viaje, ya que se presentaría la gira despedida de Slayer completa, es decir, acompañados de Exodus, Testament, Anthrax y Lamb of God (aunque ya sabíamos que estos últimos habían cancelado). A esto agregar la presentación de Dee Snider (una “asignatura pendiente” en lo personal), sumado a Rob Zombie, y el hecho histórico del show de Reytoro, por lo que, este día iba a estar bastante movido.
Sin embargo, desde temprano comenzaron a circular rumores sobre cancelaciones y cambios de horario o de escenario, pero lamentablemente, poca era la información certera, incluso dentro del sector de prensa. Acá quiero hacer un comentario personal, que espero sea de utilidad para futuros festivales: En estos eventos, los medios estamos para difundir la información “al instante”, y más en estos tiempos de redes sociales. Es decir, no costaba mucho organizar una rueda de prensa ese domingo a primera hora (para eso tenían nuestros mails y celulares), y contarnos de primera mano qué estaba pasando, para que nosotros, desde nuestro lugar como medios, nos encarguemos de difundirlo y que toda la gente se entere de qué está pasando. Hubiese sido una forma rápida y efectiva de llegar a la mayor cantidad de público, y al mismo tiempo, evitar todas las especulaciones y rumores que se armaron, que a su vez, llevaron a errores y confusiones, al punto (que pasó), que alguien fue a un escenario a ver una banda, y se estaba presentando en otro, o se había presentado en otro horario, o directamente no se presentó. En el buen sentido, como medio, lo que digo es “úsennos” para difundir la información!
Ahora sí, pasemos a este segundo día:
Llegamos un rato después de mediodía, cuando aún estaba presentándose Strike Master, del que no puedo opinar. Idem con The Warning, ya que su show fue mientras nos estábamos ubicando.
Posteriormente, se había anunciado la presencia en el escenario principal de Exodus a las 2 de la tarde, pero extrañamente, poco antes de esta hora, en el escenario Telcel (el de la izquierda), se estaba colgando un telón y armando la batería de Anthrax. Mientras esperaba que llegue la hora indicada, fui un rato a la carpa de prensa a ver si había novedades (no las hubo), y rato después de la hora indicada, se empezó a sentir música desde este escenario, así que salí corriendo (aunque no me sonaba a Exodus). Mientras me acercaba (por la parte trasera), escuchaba algo que definitivamente no era Exodus, pero también se oía a la multitud cantando “Exodús, Exodús” (sí, con acento en la “u”, como acá)… pero tal fue mi sorpresa, al ver sobre el escenario, una banda vestida con armaduras y máscaras, que definitivamente no eran los thrashers, sino Pinhed, banda originaria de Houston, pero con raíces latinas. Este fue uno de los primeros cambios (sin previo aviso) del día, ya que su show debía ser a esta hora, pero en el escenario “Monster”. Si bien en apariencia su show fue contundente, creo que de cierta manera debió ser frustrante para ellos estar actuando, mientras que el público coreaba el nombre de otra banda.
Luego de terminado el show, volví a la carpa de prensa a ver si había novedades (seguía sin haberlas), mientras se supone tocaba Steel Panther. De ahí, atravesé todo el predio hasta el escenario “Sound & Noise” (previa escala en el puesto de cerveza), para llegar justo cuando terminaba el show de los locales Black Overdrive (que aparentemente, los vio un buen marco de público), pero ese no era mi objetivo, sino nuestro representante, Reytoro. Tuve la suerte de estar con ellos un rato antes de subir al escenario, y se los notaba bastante tranquilos (a pesar de alguna queja por la altura), y me comentaron que en las cuatro fechas anteriores en Mexico (el “Splendors Tour”) les había ido muy bien. Incluso fue una alegría encontrarme con un par de compatriotas más que venían acompañando a la banda en su gira.
El show tuvo la misma intensidad a la que nos tienen acostumbrados, aunque esta vez acotados en el tiempo, al punto que de los ocho temas que tenían programados, sólo pudieron hacer cinco: «Sistema», «Finisterra», «EDDF», «Me está Matando», y el cierre con el clásico «Peste», coreado por todo el público.
Si bien (por motivos lógicos), “la banda uruguaya”, no tuvo el acompañamiento que tuvieron las locales, igualmente, cerca de un centenar de personas se quedaron a ver el show, e incluso sobre los últimos temas se armó un pequeño pogo. Muy apropiado el final, cuando Fabian se dirigió al público, y además de felicitarlos por lo bello de su país (me adhiero), largó un “viva el metal en nuestro idioma, carajo”, ganándose el aplauso general. En resumen, buena (aunque corta) actuación del Rey, que sigue conquistando nuevos terrenos, y dejando en alto la bandera de nuestro país.
Una vez culminado el show (y obviamente, luego de felicitarlos personalmente), volví a atravesar el predio, esta vez para ver uno de los shows más esperados (en lo personal): Dee Snider. Debo decir que soy fan de Twisted Sister desde hace más de tres décadas, pero nunca había podido verlos en vivo por razones obvias: Estuvieron separados de 1988 a 2003, y luego de su reunión a principios del siglo XX, una sóla vez estuvieron cerca (en Argentina), allá por 2010 y no pude ir. Luego falleció el baterista AJ Pero, y la banda terminó por separarse definitivamente.
Pues bien, este 2018, Dee Snider lanzó un nuevo disco solista (el segundo, sin contar todos los trabajos que grabó durante los 90s bajo distintos nombres), y sin temor a equivocarme, va a estar entre los mejores del año, así que la expectativa era, no sólo escuchar los viejos temas, sino también los del nuevo trabajo.
Pues bien, el show fue perfecto. Duró sólo una hora, pero hubo tiempo para hacer la mezcla perfecta entre los temas del nuevo disco «Lies Are a Business», «Tomorrow’s No Concern», «I Am the Hurricane», «American Made» (jugando con la frase “Mexican Made”), «Become the Storm» o «For the Love of Metal» (tema que da título al disco), intercalados con clásicos como «Burn in Hell», «You can’t stop Rock’n’Roll», «Under the Blade», «I Wanna Rock», o el superclásico «We’re Not Gonna Take It», luego del cual se fue al escenario de al lado (donde estaban armando todo para el próximo show), y terminó haciendo cantar al público que estaba más lejos, su versión de “Huevos con Aceite”.
Sin dudas, y a pesar de sus 63 años, sigue demostrando que es uno de los grandes frontman y showman de la escena, 100% vigente, y en lo personal, fue de los shows que más disfruté en los últimos años.
Había sobre el escenario un par de cámaras, y Dee aclaró (dos veces), que parte de esa filmación iba a ser usada para dos videos de próximo lanzamiento, así que estaremos atentos.
El siguiente show programado (en el otro de los escenarios centrales) era Anthrax, pero con los cambios de horarios que se hicieron (sin aviso), a esa hora, en ese escenario, pusieron a Phillip H. Anselmo & The Illegals, que originalmente estaban en uno de los secundarios, así que obviamente, me quedé a verlo. En este show fue la primera vez que se empezó a complicar con la cantidad de fotógrafos, así que en lugar de dejar pasar a todos durante los primeros tres temas (lo que se estila), decidieron dejar pasar de a veinte y durante un tema, así que no pude ver los primeros dos, ya que entré en la última tanda.
Lo poco que pude ver del show colmó mis expectativas en cuanto a la actitud de Anselmo, es tal cual lo esperaba, un derroche de agresividad (en el buen sentido). Sin embargo, si algo puedo criticar (ojo, no vi el show entero), es que prácticamente se concentró en su carrera solista, y particularmente en su último disco «Choosing Mental Illness as a Virtue», donde comenzó a experimentar con voces más guturales, o por lo menos, alejadas de lo que siempre hizo, lo que no termina de convencer a todos. En lo personal, me quedé esperando más temas de Pantera, pero de nuevo, no pude ver el show en su totalidad.
Luego de Anselmo, fue turno de Daron Malakian and Scars on Broadway, proyecto solista del guitarrista de System of a Down. Sinceramente, vi unos minutos del show y no me pareció muy interesante, aunque es una opinión muy personal, ya que había miles en primera fila que pueden decir lo contrario, así que aproveché ese rato como un pequeño “descanso”, para guardar energías para lo que vendría después, uno de los platos fuertes de la noche, Anthrax!
Pocos minutos después de las 8 de la noche (la hora que originalmente correspondía a Lamb of God), y con los parlantes pasando “The Number of the Beast” (no entendí el por qué), aparece en escena el inefable Scott Ian, secundado por el resto de sus compañeros, y ahí explotó el Force Fest. Desde el primer tema, «Caught in a Mosh» (con la intro de “Cowboys from Hell” de Pantera) al último («Indians»), en un set de una hora (de nuevo, muy corto!), fueron pasando temas clásicos como los mencionados o «I am the Law» y «Madhouse», mezclados con algunos más recientes como «Fight ‘Em ‘Til You Can’t» o «Evil Twin». Si bien Ian es el principal encargado de dirigirse al público, igualmente quiero destacar la presencia de Joey Belladonna, un señor frontman y vocalista (concuerdo con lo que varios dicen, que es LA voz de Anthrax, sin desmerecer los años con John Bush). Sin dudas un gran show, muy vivido por el público, con una banda con muy buena onda, pero que dejó gusto a poco por lo corto.
El siguiente número era Rob Zombie, pero ya se sabía que había cancelado, así que los rumores indicaban que en su lugar iba a ir Danzig (que también era trasladado de otro escenario). Sin embargo, los minutos pasaban, no aparecía, y para colmo, se largó una lluvia muy intensa, así los que pudimos, corrimos a resguardo, en mi caso, a la plaza de comidas situada en medio del predio.
Sobre las 21:40, estando yo (y muchos) a resguardo de la lluvia, comenzamos a escuchar algunos acordes desde el escenario principal, lo que supusimos sería Danzig (con un breve retraso), pero pocos segundos duró la duda, ya que atrás vino el inconfundible grito de Tom Araya (45 minutos antes de lo anunciado), así que salimos corriendo hacia ahí para ver (sorpresivamente) a Slayer. Después nos enteramos que Danzig no llegó a presentarse, incluso estando en Teotihuacán (el rumor no confirmado, es que hubo diferencias con Slayer, o entre sus equipos, o vaya uno a saber qué pasó). La cuestión que ahí estábamos, bajo una lluvia torrencial, y 45 minutos antes de lo esperado, en lo que será su último show en tierras Mexicanas (esperemos que esta gira final “Farewell Tour” los traiga también por el sur!).
A pesar de la lluvia, a pesar del frío, del barro, del cansancio, igualmente un show de Slayer se disfruta de principio a fin. Clásicos como «South of Heaven», «Angel of Death», «Mandatory Suicide», «Dead Skin Mask», «Hell Awaits», «Raining Blood», y un larguísimo etcétera, hacen olvidar todo lo demás.
En cuanto a la puesta en escena, se comentó (no oficialmente) que había habido problemas de logística, o que cierta parte de la escenografía llegó tarde, al punto que se amenazó con suspender el show (repito, esto no es oficial). Lo que puedo decir, es que vimos un montaje bastante más sencillo de lo que se veía en otros países dentro de esta misma gira: A ambos lados, las dos cruces invertidas armadas con viejos Marshall (obviamente no funcionales, ya que por algunos de ellos salían llamaradas), y un muro de fuego en la parte de atrás, interrumpido sólo por la batería. Eso fue todo, ni la estrella, ni águilas, ni nada de lo que se venía viendo, lo cual me lleva a pensar, que algo de cierto había.
Como sea, si bien la escenografía aporta, Slayer de por sí ya es un “peso pesado”, y no necesita de parafernalia para demostrar por qué son uno de los pilares del metal extremo.
En pocas palabras, un show de aproximadamente hora y media, con la intensidad que nos tiene acostumbrados, con un público que aguantó estoicamente la tormenta (aunque por momentos parecía detenerse), y arriba del escenario cuatro monstruos que nuevamente, demolieron lo que se puso adelante.
CONCLUSIONES:
Sin dudas, la intención de Live Talent (la empresa organizadora), fue crear un festival que no sólo supere lo hecho anteriormente en Mexico (y me arriesgaría a decir en Latinoamérica), sino también posicionarlo entre los más importantes del mundo. Personalmente, iba con la expectativa de estar presente en lo que podría (puede) llegar a ser, la primera versión latina del Wacken.
Sin embargo, se dieron algunos inconvenientes que conspiraron para que esto no termine de cerrar:
Para empezar, el clima jugó una (muy) mala pasada: Los tres días, luego o próximo al anochecer, llovió de forma más que intensa, incluso con rachas de viento fuerte. Esto es lo peor que puede pasar en un “open air” sin dudas (no quiero imaginarme cómo habrá quedado ese camping). Esto igualmente, no es achacable a la organización, es un “impredecible”.
Lo otro, fueron los inconvenientes que sucedieron dentro del predio con el sistema “Cashless” y con la saturación de las líneas de celular. Lo primero, si bien no es responsabilidad de la organización, sino de la empresa tercerizada, tiene que servir como experiencia a futuro. En cuanto a lo segundo, creemos que sí, era previsible: Días antes, los medios que iban a transmitir en vivo fueron al lugar y realizaron pruebas. Lo que no tuvieron en cuenta, es que el día del festival iba a haber más de 40 mil personas, todos intentando conectarse al mismo tiempo. Se arreglaba relativamente fácil, instalando una conexión de fibra óptica, por lo menos, para darles acceso a quienes iban a realizar su trabajo.
También hubo varias “desprolijidades” a lo largo de las semanas previas, en cuanto a la venta de entradas, abonos, 2×1, etc. No genera buen antecedente, ni le causa ninguna gracia a quienes compraron las entradas con bastante anticipación (los “early bird”), que luego se estén vendiendo los últimos días, packs de 2×1 o incluso agregando bus o camping por el mismo precio. Le resta seriedad.
Para terminar, lo que sí se le puede achacar a la organización, es la cancelación de varias de las bandas más importantes. Nadie se iba a molestar si 2 o 3 bandas de los escenarios “menores” cancelaban, pero sí, cuando de la gira de Slayer, de 5 bandas cancelan 3, o incluso Rob Zombie, que fue uno de los principales anuncios. Y lo peor, es que no hubo comunicación oficial, ni de las cancelaciones, ni de los cambios de horarios y/o escenarios. Esto creó más confusión aún, y repito, no costaba nada, convocar a una conferencia de prensa, y explicar lo que pasaba, para que los medios se encarguen de difundir una versión de primera mano (aunque pensándolo bien, con los problemas que había de internet, dudo mucho que hubiese funcionado).
De todos modos, destacar el buen sonido y luces en todos los escenarios, y los muy buenos shows que sí dieron las bandas que se presentaron, y lo bien armado del predio.
En resumen, este fin de semana quedó en la historia como el primer Open Air realizado en Mexico. De aquí en más, habrá que ver si basándose en lo que se hizo bien, y mejorando lo que salió mal, en unos años podemos hablar del Open Air más importante de latinoamérica, o si simplemente quedó en otro festival que se hizo una vez y no salió. El tiempo dirá (yo quiero apostar por lo primero).
Viva Mexico Cabrones!!
Excelente reseña!